miércoles, 8 de julio de 2009

Matar al niño

Nace un niño pequeño. Nace como todos: desnudo, frágil, virgen como una hoja en blanco. Nace sin que nadie le haya pedido permiso, y sin poder elegir dónde, ni cómo ni junto a quién. Se abre camino llevado por el instinto básico de la supervivencia sin buscar nada más que el aire y la luz.

Crece. Le alimentan y crece. Le hablan y crece. Le protegen, y crece. Le cuentan cómo son las cosas, y crece. Le dicen qué está bien, y qué está mal. Y crece. Crece y descubre los miedos, el hambre, la alegría, la oscuridad y el tiempo. Crece y va matando a aquel niño que nació pequeño y virgen como una hoja en blanco.

Muerto el niño, toca y decide. Decide si es de los que observan, o de los que son observados. Decide si temer o romper. Decide qué es, qué será y quiénes le acompañaran cuando se equivoque. Decide ser bombilla, lucero o estrella. Decide hasta que se da cuenta de que son todos los demás quienes deciden por él, y decide crecer un poquito más, y matar también al niño un poquito más.

Quien fuera una vez un niño abre los ojos. Abre los ojos, y ve. Ve que no pasó nada entre la desnudez y la vergüenza. Ve el tiempo quemado en las plantas de sus pies, y ve cómo sus propias cenizas son llevadas por el viento en el camino recorrido. Abre los ojos y llora. Y crece matándose un poco más.

Y decide volar.

El niño muerto aprende a volar. Porque no es lo mismo decidir que aprender, y lo segundo va después de lo primero. Vuela por encima de sus cenizas, por encima de la estrella que decidió ser. Vuela por encima de las razones que le quitaron, de mil millones de hojas en blanco que él no piensa ensuciar. Vuela y ya no ve su sombra. Y se ve a sí mismo volando sobre sí mismo. Y muere. Muere para que su peso le permita poder volar más alto.

Entonces ve, ahora sí, ve. Ve que sólo es un niño pequeño y desnudo. Y que los dos párrafos anteriores sólo han pasado, si pasan, si no para de matarse y nacer, matarse y nacer, una y otra vez. Una y otra vez.

3 comentarios:

  1. Por caprichos de Google he acabado en tu blog. Es un sitio agradable.

    Yo también soy de izquierdas, yo también vuelo (te recomiendo "No sé me importa un pito", de Oliverio Girondo) y Martín Romaña también me ha dado muchos consejos, me ha enseñado a volverme loco un rato, a no ser mediotíntico y a no usar mocasines.

    Estás invitado a mi isla (http://botellaalmar1.blogspot.com).

    Un saludo,

    Jose

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  2. Panduro, eres tú el de la foto ? tio weno !!

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  3. el pan duro como cada día,
    el niño muerto como cada año.

    ñah. enchanté.

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