lunes, 28 de marzo de 2011

EVIDENCIA


Me muestro porque así me enseñaron,
porque nunca aprecié demasiado lo íntimo
porque nunca me cansé de quedarme desnudo.

Me muestro porque mis vergüenzas
siempre andaron al aire,
caminando entre lo crudo y lo luminoso,
a la vista de todos,
donde todos pudieran ser espectadores.

Me muestro porque no me da miedo la evidencia,
porque me evidencio desde que sé que soy,
desde que me despiojaban de cara a la ventana,
desde que tertuliaran sobre mis pulsiones nocturnas,
desde que mojaba la cama a la vista de todos.
Desde que la degracia se publicara en todos los boletines
que yo aún desconociera.

Me muestro para todos y, muy especialmente,
para mí.
Es la evidencia de mi exhibicionismo heredado,
aprendido,
asumido.
Exhibicionismo exhibido.

Me muestro así para que así me vean,
para dar motivos, también, para que me critiquen,
para no darle un disgusto a la costumbre
ni al ego.
Eso, sobre todo.
Nunca darle un disgusto al ego.


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