Disforia
es lo contrario de euforia. Disforia es rechazo, es inconformismo, es
expulsar de dentro hacia fuera. Disforia es gasolina en el incendio.
Son balas para el suicida. Disforia es como una monstruosa tormenta
que pretende borrarlo todo, pero que no logra tocar el suelo. Son
vientos violentos que no arrancan hojas. Es frustración pasiva.
Frustración interior. De la piel hacia dentro, y de los ojos hacia
fuera.
Disforia
es un espejo que no funciona. Un secreto que se llora pero no se
dice. No hay capacidad para soportar el dolor – eso es la euforia
–; el dolor se porta y se rechaza, no se asume. No se le quiere,
aunque se le espera.
Y
todo en silencio.