jueves, 26 de enero de 2012

Hablo de trajes, jurados y públicas vergüenzas
Hablo de gasolineras, cocaína a subvención y “ere que ere”
Hablo de todos, sin siglas ni letras
Hablo de príncipes destronados y yernos que dan dolor de cabeza
Hablo de rubias princesas con tintes descerebrados
Hablo de reyes que miran al lado sobre el que se derrama su corona
Hablo de pobres que pagan las crisis
y ricos que piden sus cuentas
Hablo de números que no tienen lágrimas
Hablo de quienes por no poder comer, sólo pueden llorar
Hablo de un paro que es un parón en los sueños del pueblo indignado
Hablo de barcos que se hunden
y capitanes que imploran a la casualidad
Hablo del derecho violado al vientre propio
Hablo de bolsos de lujo llenitos de mierda
Hablo de talegas mugrientas vacías de pan
Hablo del cuerno de África que grita y no tiene garganta
y de los que no escuchan porque no saben escuchar
Hablo de la naturaleza muerta que no cabe en el lienzo
Hablo del perro que grita, porque no puede ladrar
Hablo del albañil sin ladrillo,
del teatro sin butacas,
del poderoso sin miras,
del periodista sin prensa
Hablo de un mundo que ya no se encuentra
Hablo y por no callar ni abro la boca
Hablo, por no gritar
Por no perder la cabeza.